domingo, 27 de noviembre de 2016

54 Festival Internacional de Cine de Gijón (Clausura)



Muna, de Santiago Zannou. Sección Oficial. Clausura.

Un año más echa el cierre el Festival de Cine de Gijón y lo hace con la incógnita planteada sobre su sombrío futuro. El que ha sido director de las últimas cinco ediciones cierra un ciclo (se lo hacen cerrar, más exactamente) debido a la ocurrencia que los próceres municipales se han sacado de la manga. Donde no había un problema crearon uno hace cinco años y ahora no les da para resolverlo. La solución han decidido que pase por la convocatoria de un concurso público para el cargo de director de festival. Nacho Carballo es uno de los ocho aspirantes al puesto y, mientras se toma la decisión, la ciudad sigue huérfana de salas de cine en las que acoger el evento. Poner la vela al santo ha funcionado dos veces pero no tiene por qué funcionar una tercera. El revanchismo primero y la desidia después han hecho languidecer al certamen y aquella promesa de relanzamiento con la que accedió a su puesto el director saliente se ha acabado saldando objetivamente con agujeros en las cuentas, recortes en el presupuesto y pérdida de días de duración, de identidad y de interés en los títulos seleccionados. Todo un logro que siempre tendra nombre y apellidos.


Chistes con acento andaluz, ¿qué puede salir mal?

El desastre de la gala de clausura de ayer representa perfectamente lo que ha significado la era Carballo, un regreso al pasado para caer en los mismos errores de antaño que hacía tiempo que estaban superados. Pase la falta de preparación, el poco dinero, etc. Pero no ser capaces de hilar de corrido una entrega de premios que debería ser sota, caballo y rey parece cuando menos sorprendente. El humorista gaditano Diego Arjona ofició como maestro de ceremonias y dedicó el inicio de la gala a contar chistes, no siendo el más afortunado el de sacar al escenario a una señora del público que seguramente no se merecía ese castigo. Y tras un inicio similar al de años anteriores, el desastre comenzó a fraguarse.


Mercedes Sampietro, Premio Mujer de Cine 2016

La descoordinación entre el conductor del evento y los músicos, el desfase en la entrada de los vídeos, las voces que se superponían indeseadamente, la confusión entre premiadores y premiados o el desorden en la entrega de los galardones fue algo nunca visto hasta la fecha, llegándose al punto de entregar primero el premio de Mejor Película que el de Mejor Guion. O que no se leyera ni el de Mejor Director ni el Rellumes. Para cuando Mercedes Sampietro subió al escenario a recoger el Premio Mujer de Cine 2016, la cosa ya no tenía arreglo y la actriz catalana contribuyó al caos con un discurso inconexo y poco preparado, quizá porque ya había recibido hace ocho años el Nacho Martínez.


La actriz Paloma Bloyd, presentadora de los títulos de la Sección Oficial

Pocas sorpresas por lo que respecta al palmarés final. Las quinielas apuntaban a la búlgara Glory, la rusa Paradise y la norteamericana Manchester frente al mar y las tres se repartieron casi todo, dejando restos para la eslovaca The teacher y el director filipino Brillante Mendoza, en lucha con el coreano Hong Sang-soo por ser el autor con más presencias en las últimas ediciones del Festival de Gijón. Mario Pardo, en un estado dudoso de consciencia, entregó (o lo que fuera aquello) los premios de interpretación, que recayeron en Julia Vysotskaya y Casey Affleck, por sus trabajos en Paradise y Manchester frente al mar respectivamente.

Paloma Bloyd, actriz con filmografía tan escasa como la tela de su vestido, dio por finalizado el acto y recordó al público presente en el Jovellanos la necesidad de abandonar la sala antes de la película de clausura... para a continuación aparecer Diego Arjona dando paso a la actuación musical de Supersonora y Blanca Romero, con la gente ya saliendo del teatro.


Supersonora y Blanca Romero interpretando un clásico de Perales/Jeanette

Santiago Zannou tuvo presencia destacada en la ceremonia y tras haber sido miembro del Jurado Internacional de la 52ª edición, fue el encargado de cerrar el FICX54 con su último trabajo, el documental Muna, realizado en colaboración con Manos Unidas. En su discurso de presentación se mostró bastante afectado por el fracaso que supuso su segundo largo, Alacrán enamorado (ni tan mal) y su deseo de recuperar la pasión por su oficio de cineasta. Quiza Zannou la recuperase pero probablemente los espectadores no pensarán lo mismo a tenor de lo que ofrece su última película. Muna es corta, apenas supera la hora de metraje. No hay música, no hay voz en off, no hay contexto, no hay... nada. Sólo mujeres etiopes que lo pasan mal y el director que se limita a seguirlas con su cámara en una acumulación de secuencias deslavazadas e inconexas que poco o nada alcanzan a contar. Seguramente la dura realidad africana hubiera merecido un mejor cronista y nosotros otra clausura.


Santiago Zannou y el equipo de la película presentando Muna en el Teatro Jovellanos


Muna, de Santiago Zannou. Trailer.

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