
La troisième guerre, de Giovanni Aloi. Esbilla.
Lunana: A yak in the classroom, de Pawo Choyning Dorji. Enfants Terribles.
Voices in the wind, de Nobuhiro Suwa. Albar.

La troisième guerre, de Giovanni Aloi
El terrorismo yihadista fue trending topic en la edición de 2016 del Festival de Cine de Gijón. Francia había sufrido en los meses anteriores los brutales atentados de París y Niza y vivía, como ahora, bajo el estado de alerta terrorista. La troisième guerre, dirigida por Giovanni Aloi y encuadrada en la sección Esbilla, se sitúa en esas coordenadas de paranoia colectiva para retratar las vidas de un grupo de soldados que patrullan diariamente las calles parisinas en la búsqueda continua de todo sujeto que resulte sospechoso. Pero el enemigo invisible que les resulta más complicado atrapar es aquel que habita en sus propias cabezas, no solamente en la del protagonista principal (estupendamente interpretado por Anthony Bajon, visto en Gijón 2018 con La prière), sino también en la de su compañero Hicham y la de su sargenta Coline. Atinado análisis de las diferentes soledades que viven sus personajes, La troisième guerre se cierra con un golpe de efecto que no necesitaba para reafirmar su contundencia.
Lunana: A yak in the classroom, de Pawo Choyning Dorji. Trailer.
Lunana: A yak in the classroom, apropiadamente ubicada en la sección Enfants Terribles, procede de un país tan pequeño y despoblado como Bután pero sus códigos narrativos son reconociblemente occidentales. La historia que cuenta tampoco resulta demasiado novedosa y remite, por poner solo un ejemplo, al punto de partida de Doctor en Alaska: un joven maestro sin vocación es enviado a ejercer en su último año de servicio docente a la remota Lunana, una población de solo 56 habitantes situada a más de 5000 metros de altitud. Nuestro protagonista no está precisamente encantado con la idea pero podemos imaginar lo que ocurrirá durante su estancia en las montañas. Pese a utilizar un arsenal de recursos previsibles, o gracias a ellos, la película de Pawo Choyning Dorji funciona más que adecuadamente y da todo aquello que promete: un amable retrato de personajes, bonitos escenarios naturales y mensaje inspirador. Contribuye a este buen resultado la desarmante naturalidad de los niños y niñas protagonistas, residentes reales en la aldea y que son quienes le otorgan la verdadera autenticidad al relato.
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Menos auténtica me resulta en cambio Voices in the wind (Kaze no denwa), del realizador japonés Nobuhiro Suwa. Centrada en las consecuencias de la tragedia de Fukushima ocurrida en el año 2011, la película sigue el doliente itineario de una joven de 18 años que perdió a sus padres y hermano en el terremoto y cuyas heridas emocionales están lejos de haberse cerrado. El problema es que la alargadísima y por momentos obscena exhibición del dolor que hace el director acaba saturando y produciendo el efecto contrario al deseado, por lo que el desinterés no tarda en hacerse dueño de la narración. Tan desorientada como su protagonista, la película avanza a trompicones hasta un desenlace tan efectista e impúdico como todo lo anterior.
Voices in the wind, de Nobuhiro Suwa. Trailer.
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