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lunes, 30 de noviembre de 2015

53 Festival Internacional de Cine de Gijón (Clausura)



The Ardennes, de Robin Pront. Sección Oficial.
One Breath, de Christian Zübert. Sección Oficial. Clausura.



The Ardennes, de Robin Pront. Trailer.

Conocido el palmarés del Festival Internacional de Cine de Gijón en el mediodía del sábado, la película ganadora resultó ser Right now, wrong then, del insufrible Hong Sang-soo, un habitual del certamen gijonés y protagonista de una retrospectiva en la edición de 2013. Como quiera que la sinopsis del filme auguraba un más de lo mismo en las características formales y temáticas del realizador coreano y aplicando la máxima de vista una, vistas todas, nos saltamos el visionado de un título sin duda imprescindible y bla, bla, bla. Completó el triunfo con el premio de interpretación masculina de su protagonista, Jae-yeong Jeong.

El resto de galardones siguieron la misma senda de insensatez y hasta dos se llevó la muy simplona y bienintencionada La delgada línea amarilla, los mismos que la también mexicana pero mucho más aburrida y casi tan obvia La calle de la amargura. La marroquí Much loved obtuvo el de interpretación femenina para Loubna Abidar y también el Premio FIPRESCI, probablemente debidos a razones extracinematográficas más que a otra cosa. Como no sólo el Jurado Internacional acostumbra a meter la pata hasta el corvejón, el público local tuvo a bien conceder el premio Rellumes a Operación México, un pacto de amor, la telefilmesca y bastante risible ópera prima de Leonardo Bechini. Con lo discutible que puedan resultar las elegidas, lo que es innegable es que esta edición ha sido una de las más flojas que se recuerdan y son contadísimos los títulos que no caerán en el olvido más inmediato.


The Ardennes, producción belga integrante de la Sección Oficial a concurso, no escapará de este olvido a pesar de venir precedida de algunas buenas referencias. Protagonizada por dos hermanos delincuentes, uno de los cuales acaba en prisión tras un golpe frustrado mientras el otro se rehabilita e inicia una relación con la ex novia del presidiario, la cinta de Robin Pront trata de inscribirse en las coordenadas del género negro y juega con la tensión entre ambos hermanos una vez que el recluso recobra la libertad y aunque en este sentido logra mantener el tipo dignamente durante su primera mitad, en el final se precipita hacia senderos previsibles y no demasiado afortunados. El filme fue escuetamente presentado en los Cines Centro por su coguionista, Jeroen Perceval, y por esa razón comenzó con casi veinte minutos de retraso sobre la hora anunciada, una impuntualidad que ya es casi seña de identidad de las proyecciones del último día de festival.



Transmitida en directo por la TPA, la gala de clausura volvió a repetir maestro de ceremonias pero en este caso Carlos Areces no estuvo igual de brillante que en la inauguración y con aquello de meter prisas a los premiados se equivocó varias veces y contribuyó a crear un ambiente de confusión y caos que no ayudó al desarrollo general. Por esas prisas, esta vez se liquidó el asunto en poco más de una hora y hubo que esperar otra más hasta la película de clausura. Eduardo Noriega y Fele Martínez, ya que estaban por allí, no se sabe si para entregar premios o para promocionar su nueva película, presentaron el infame trailer de la misma, Nuestros amantes, de Miguel Ángel Lamata, el prestigioso firmante de glorias como Tensión sexual no resuelta o Isi & Disi. Qué mejor lugar que el Festival de Gijón para hacerlo. Bochorno máximo. También se proyectó Camino de agua para un pez, de Mercedes Marro, un corto de animación que tuvo una presentación por parte de su directora y su guionista superior a los siete minutos que dura su inofensivo metraje.


Carlos Areces en la clausura del FICX 53

Y para cerrar por fin la semana de cine en Gijón se pasó One breath, película alemana de Christian Zübert. Hace bastante tiempo que los alemanes descubrieron que en la producción en cadena de telefilmes existe un nicho de mercado enorme que Antena 3 se encarga de explotar con grandes resultados todos los sábados por la tarde. En One breath, una joven griega que llega a Alemania por necesidades de trabajo encuentra empleo como canguro de una adinerada familia y por exigencias del guion pierde el bebé al que cuida. Como si fuera un personaje de una película iraní, la chica decide que la solución al problema es huir y así iniciar la espiral de decisiones demenciales que constituirán el núcleo central del argumento. Cambiando a mitad de metraje el punto de vista de la narración, probablemente los objetivos del filme de Zübert sean más ambiciosos que los de un telefilme medio (ese enfrentamiento entre las dos Europas de lo más obvio...), pero los resultados no pasan de una mediocridad satisfecha, muy en la línea general de las propuestas de la era Carballo, con unos estragos cada vez más visibles en una programación progresivamente más complaciente y coñazo.


One Breath, de Christian Zübert. Trailer.

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