jueves, 24 de mayo de 2007

Infiltrados, de Martin Scorsese

Infiltrados

El amigo Marty por fin consiguió su Oscar. Es una buena noticia de la que todos nos alegramos. Quizá ahora volverá otra vez a hacer buenas películas y no productos orientados al gusto hollywoodiense como algunos de los desastrosos artefactos con los que nos ha obsequiado en los últimos años.

Lo más curioso es que Scorsese ha acabado ganando el Oscar con un título que no parecía en principio el más propicio para tal fin y, qué demonios, con una buena película. Incluso muy buena. Es evidente que uno, al pensar en Scorsese, seguirá pensando en Taxi driver, o en Toro salvaje, o en Uno de los nuestros, excelsas todas ellas. Pero que Infiltrados es un título más que estimable no creo que puedo ser puesto en duda por casi nadie.

Infiltrados tiene su punto más débil, quizá su único punto débil, en su origen. Es un remake. Ni siquiera es una nueva adaptación de un original literario, no. Es un remake en toda regla que adapta una película ya existente y que, como todo el mundo sabe, se conoce como Internal affairs aunque su título original es Miu gaan diy. No he visto Internal affairs y es probable que me muera antes de que eso pase porque a mí el cine oriental de acción absurda, estilo al facturado por estilistas de la contención y la sutileza como John Woo o Takeshi Kitano, pues ni fu ni fa.

Obviando el dudoso punto de partida, la película gana al espectador desde los primeros minutos. Y eso es mucho ganar. El prólogo es, como sólo Scorsese es capaz de hacer, un prodigio de planificación y montaje. La voz en off del personaje de Jack Nicholson poniéndonos en situación, con el Gimme shelter stoniano sonando de fondo (y no es la primera vez que Scorsese utiliza esta canción), anticipa que el director de Malas calles parece haber recuperado su mejor pulso y que algo grande puede pasar a continuación.

Y, efectivamente, Scorsese consigue poco a poco que te olvides de que hace apenas dos años perpetró ese elefantiásico desastre llamado El aviador y gracias a un puñado de buenos actores, mejores diálogos y una historia sólida como pocas, vence las reticencias del espectador más descreído. Infiltrados es cine de género en el mejor sentido de la palabra, capaz de atraparte en sus redes y no soltarte hasta el final, sorprendente en sus giros de guión sin llegar a caer en trampas o recursos fáciles.

Uno podría pensar que esas mismas virtudes ya estaban en el punto de partida original y que el mérito de Scorsese sería limitado. Es una discusión inútil. Infiltrados, tal y como ha llegado a las pantallas, es un título mayor en sí mismo y que devuelve a su autor parte del crédito que en los últimos años con tanta constancia se había encargado de derrochar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te equivocas muy mucho con tu pre-apreciación sobre Infernal Affairs. Te lo digo sin acritud, es sólo a título informativo.

Si la llegas a ver descubrirás lo mucho que ya hay en ella de todo lo que ha utilizado Scorsese, y no me refiero al argumento. Marty dice que no la había visto aún cuando ya tenía terminada Infiltrados, y yo no sé que pensar. Si es cierto, se trata de una confluencia asombrosa de pensamiento convergente y tratamiento del guión.

Aún con esto, tengo que decir que Infiltrados enriquece muchísimo a la original, sobre todo en cuanto al contexto de la historia, y el tono si difiere a veces, lo cual es su mayor defecto en relación a ella (la original es mejor manejando la tensión y es más thriller), pero también su mayor virtud (y es que Scorsese hace totalmente suya esta historia, y le queda genial).

Fran dijo...

Jeje... asumo que mis pre-apreciaciones estarán equivocadas pero es duro luchar contra ellas. Bueno, si algún día la veo lo tendré en cuenta. Apuntado queda.