1984, de Michael Radford

El escritor británico George Orwell (1903-1950) publicó su novela 1984 justo el año antes de su muerte y el libro acabó por convertirse, junto con su también estupendo Rebelión en la granja, en uno de los que más han contribuido a fijar su prestigio literario. Ambientado en el año que le da título y escrito a modo de profecía más de 30 años antes, 1984 refleja muy convincentemente la forma de operar de un estado totalitario cuyos tentáculos de poder, para perpetuar el mismo, alcanzan cualquier aspecto de la vida privada de los ciudadanos a través de la poderosa y omnipresente figura del Gran Hermano.

El cineasta, también británico, Michael Radford llevó la novela a la pantalla en la misma fecha del título y se ocupó igualmente de la escritura del guión. La versión filmada de 1984 es extraordinariamente fiel a los hechos de la novela y logra condensar en menos de dos horas toda la historia imaginada por Orwell, prestando atención incluso hasta a los detalles más insignificantes, aunque el poderoso simbolismo de la narración literaria dejara poco espacio para estos.

Protagonizada por el estupendo actor John Hurt y dedicada al también protagonista Richard Burton, fallecido poco después de acabado el rodaje, podría pensarse, por todo lo expuesto hasta aquí, que 1984 es una notable película. Pero lo cierto es que, quizá por su obsesiva fidelidad al original literario, el filme de Michael Radford acaba convirtiéndose, para los conocedores de la novela, en una cansina superposición de acontecimientos ya sabidos que no consiguen ni un poco de la fascinación alcanzada por Orwell en su recreación de ese opresivo escenario.

Radford no se deja nada en el papel pero quizá debería haber sacrificado fidelidad a la letra en beneficio de una mayor cercanía al espíritu. El posterior firmante de El cartero (y Pablo Neruda) es incapaz aquí de lograr que ninguna secuencia tenga vida por si misma y de aportar siquiera un poco de imaginación a una historia que podría haber sido mucho más poderosa visualmente de lo que sus imágenes finalmente alcanzan a mostrar.