domingo, 29 de noviembre de 2009

47 Festival Internacional de Cine de Gijón (Clausura)



Don't Let Me Drown, de Cruz Ángeles. Clausura.



Después de dos años consecutivos confiando la conducción de la gala de clausura a la cantera de cómicos surgida de los programas televisivos La hora chanante primero y Muchachada nui después, el Festival Internacional de Cine de Gijón ofreció en esta ocasión el papel de maestro de ceremonias a Dani Mateo, quien también fuera humorista de Paramount Comedy. El actual colaborador de Sé lo que hicisteis... demostró haberse aprendido perfectamente el guión y una notable soltura sobre las tablas. Pese a abusar de algunas gracias excesivamente gastadas, supo improvisar acertadamente en muchos momentos de su actuación y sobreponerse a la fría actitud inicial de los espectadores para acabar finalmente por ganarse al público gijonés.

La entrega de premios resultó dinámica, incluso acelerada, y por el escenario del remozado Teatro de La Laboral fueron desfilando todos los galardonados presentes y aquellos que representaban a las ausencias. Las autoridades, que copaban las primeras filas del auditorio, no dejaron pasar la ocasión de salir en la foto e hicieron entrega de buena parte de los trofeos del discutible, como siempre, palmarés de esta 47ª edición.

Don't Let Me Drown

Finalizada la ceremonia protocolaria, el realizador y guionista estadounidense de origen hispano Cruz Ángeles presentó el filme encargado de clausurar este año el certamen gijonés. Tras unos problemas con los subtítulos que hicieron que se retrasase durante unos minutos el inicio de la proyección, Don't let my drown, incluso con sus evidentes imperfecciones, resultó una brillante elección. La película norteamericana cuenta una problemática historia de amor adolescente en los días posteriores al 11-S en la ciudad de Nueva York.

Financiada por el Sundance Institute y centrada en un grupo de inmigrantes de origen hispano residentes en Brooklyn, en mayor o menor medida afectados por el atentado que provocó la caída de las Torres Gemelas, Don't let my drown se sigue con interés y emoción durante todo su metraje pero se resiente de una conclusión que, aunque poética en su plano final, deja abiertos todos los interrogantes planteados y abandonados a su suerte a todos sus personajes secundarios y sus tramas asociadas. Pese a todo, los aciertos, especialmente la autenticidad que transmite todo el filme, son superiores a los fallos en este trabajo entrañable y honesto.


Cruz Ángeles presentando su filme Don't Let Me Drown.

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