Take Shelter, de Jeff Nichols. Inauguración. Sección Oficial.
La palabra de moda de los últimos tiempos es "recortes" y en ellos está sumido también el Festival Internacional de Cine de Gijón. Con menos presupuesto que en la pasada edición, una de las partidas en las que no parece que la organización se haya gastado mucho es en la contratación del maestro de ceremonias de la gala inaugural. Y no puede decirse que haya sido una decisión desacertada por cuanto Pepe Colubi cumplió con creces el año anterior y de nuevo ha vuelto a salir más que airoso en esta ocasión. Tras la habitual introducción musical de la gala, a cargo de Arizona Baby y Los Coronas, que tocaron tres temas a modo de adelanto de su posterior concierto en la Sala Acapulco, el telón del Teatro de La Laboral se abrió para mostrar al locutor, guionista y escritor, madrileño de nacimiento y asturiano de adopción, en un escenario austero y minimalista como ya es costumbre en el FICX.
Colubi tiró de nuevo por la vena humorística. Urdangarín y sus negocios oscuros, Eduardo Punset y su "pan naturaaal", Pedro Piqueras y hasta la misma Duquesa de Alba fueron blanco de sus dardos en una introducción fluida que el público gijonés rió con entusiasmo. Después vino la presentación de los cineastas homenajeados (Bertrand Bonello, Marie Losier -ambos presentes en el Teatro de La Laboral- y del todavía ausente Michael Glawogger. También desfiló por el escenario el Jurado Internacional, compuesto por Mira Staleva, subdirectora del Festival Internacional de Cine de Sofía, el director y guionista madrileño Eduardo Chapero-Jackson, la guionista Lola Mayo, el director, escritor y periodista chileno Alberto Fuguet y el periodista Fernando Lara, quien fuera director durante muchos años de la Seminci de Valladolid y que ejerció de portavoz de sus compañeros.
Jeff Nichols es el director y guionista de Take shelter, la película encargada de abrir esta edición del certamen. El cineasta norteamericano presentó al público gijonés su película a través de un vídeo grabado especialmente para la ocasión y, tras el consabido desfile de autoridades que una vez cumplido su objetivo de aparecer en la foto abandonaron la sala para no volver, se inició la proyección. Y Take shelter me resultó un tanto decepcionante, seguramente debido a un exceso de expectativas. Ganadora del Gran Premio de la Semana de la Crítica en el último Festival de Cannes, las magníficas referencias de la cinta acaban siendo el principal problema a la hora de disfrutar plenamente de la misma.
Take shelter, en una primera lectura, es el retrato de una obsesión, del descenso a los infiernos de su protagonista masculino (un excelente Michael Shannon), arrastrado a una espiral autodestructiva por culpa de unas inquietantes alucinaciones que le hacen sospechar que es, como lo fue su madre a su misma edad, víctima de una esquizofrenia naciente. El efecto que su alterada conducta provoca en su familia, en sus amigos y compañeros de trabajo está narrado por Nichols de forma que resultaría la mar de efectiva en un thriller de género pero, al mismo tiempo, Take shelter deja claro que pretende ser algo más que eso, una especie de metáfora alegórica sobre la locura y la paranoia colectivas que, empero, termina por venirle algo grande. La película se extiende en metraje más allá de lo aconsejable y su solvente factura técnica, las buenas interpretaciones de todo su reparto y la atmósfera agobiante que tiñe buena parte de la cinta no consigue hacer de ella el gran título prometido, quedándose en una molesta e incómoda tierra de nadie. Ni siquiera su final abierto, con diferentes interpretaciones posibles, consigue rescatarla de este problema.
Take shelter. Trailer.
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