
Mostro, de José Pablo Escamilla. Tierres en Trance.
La fracture, de Catherine Corsini. Albar.
Poulet frites, de Yves Hinant y Jean Libon. Retueyos.
Mostro, de José Pablo Escamilla. Trailer.
La lluvia sigue sin dar tregua cuando nos acercamos bastante exhaustos al final de esta edición del #59FICX. Las películas elegidas para esta penúltima jornada de festival tampoco auguran grandes alegrías y no tardamos en comprobarlo con Mostro, primero de los títulos de la tarde, que se proyecta en la Escuela de Comercio y compite dentro de la Sección Tierres en Trance.
La principal virtud de Mostro es que es corta. Su principal defecto es que no tiene otra virtud. Aunque la temática que aborda permitiría casi infinitas posibilidades, la opción elegida por sus creadores (está firmada por el Colectivo Colmena, con José Pablo Escamilla a la cabeza como director y guionista) es probablemente la menos interesante que cabe imaginarse. Durante una hora y cuarto asistimos al deambular sin rumbo del protagonista, primero en compañía de una chica y luego buscándola infructuosamente ante la pasividad general. Nada que no sepamos o que no nos hayan contado antes, pero aquí peor. Unas imágenes raras como de animación por ordenador de 1993 y una poética voz en off son algunas de sus olvidables señas de identidad.
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Continuamos nuestro triste calvario vespertino en el Teatro Jovellanos con la proyección de la francesa La fracture, dirigida por Catherine Corsini, presente en la sala junto con la productora Elizabeth Pérez. Pero en este caso los disgustos nos los da más el público que la película. Y es que tener a dos señoras radiando al lado como si fueran el audiocomentario de un DVD puede llegar a sacarte de quicio. En casos así el asesinato debería estar despenalizado. Y también el de aquellos que se ríen como gallinas aunque algunas secuencias tengan maldita la gracia.
La fracture está basada en una experiencia real vivida por la propia directora y se ambienta en los disturbios protagonizados en Francia por el movimiento de los llamados chalecos amarillos (en España somos más de estos otros) y junta en la sala de espera de un desbordado hospital público a una galería heterogénea de personajes que chapotean casi siempre entre los tópicos habituales en este tipo de historias, con algún subrayado innecesario y algo vergonzante como ese "la sanidad pública se derrumba", por si la metáfora del techo cayéndose hubiera resultado demasiado sutil. Pero, lo dicho, con un público civilizado hubiera sido seguro más tolerable. Valeria Bruni Tedeschi, indisimulado alter ego de la autora, sobresale en un reparto coral en el que también destaca Pio Marmaï, cuyo histronismo chillón ejemplifica la naturaleza del filme.
La fracture, de Catherine Corsini. Trailer.
Con La fracture podríamos haber puesto fin al día minimizando daños pero decidimos penar un poco más con Poulet frites, que si no es el documental (o lo que sea aquello) más aburrido de la Historia no debe andar lejos. Dirigido por el dúo belga Yves Hinant y Jean Libon, el filme reconstruye la investigación policial del asesinato de una mujer en una barriada de Bruselas. Filmada en blanco y negro, su planteamiento, nudo y desenlace no pueden importarme menos.
Con este mal sabor de boca se cierra la competición del #59FICX. Este mediodía sabremos quién acompaña a Hong Sang-soo en el palmarés final del certamen, que será anunciado en la web oficial del festival mediante un acto presentado por Arantxa Nieto. Con la seguridad de no coincidir en nada con lo que decidan los diferentes jurados, mis preferencias entre aquello que he visto irían en Retueyos claramente por Ninjababy y en Albar por C'mon C'mon, que aunque no me vuelve loco me parece que juega en otra liga respecto al resto.
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