viernes, 3 de noviembre de 2006

El Aviador, de Martin Scorsese



El realizador italoamericano Martin Scorsese es dueño de una de las filmografías más interesantes de la historia del cine. Durante las dos primeras décadas de su carrera mostró una envidiable facilidad para encadenar obras maestras y su enorme prestigio crítico acabó por llevarle a las puertas del Oscar. Como buen mitómano, Marty siempre quiso ganar uno y, como no se lo terminaban de dar, decidió que si no lo había logrado por sus buenas películas era hora de empezar a hacerlas malas.

Como director de malas películas ha mostrado casi la misma constancia. Desde el estreno de La Edad De La Inocencia hay que confiar siempre en que su nuevo trabajo sea aún peor que el anterior. Hace bastante tiempo que su cine dejó de producirme especial interés y consideración. No tengo piedad con quienes se empeñan en ensuciar su pasado sin reparos. Confieso que me he dejado varias de sus últimas realizaciones de estos años pero es que cada intento por asomarme de nuevo a su cine era saldado generalmente con una nueva decepción.

El Aviador fue su propuesta de hace dos temporadas y con ella, una vez más, trató de engañar a medio Hollywood que, otra vez más, volvió a dejarle compuesto y sin Oscar. La verdad es que es digna de elogio la perseverancia de Marty. Intentó ganar un Oscar con una película que se inscribe en un subgénero responsable de algunos de los mayores pestiños de los últimos tiempos. Desde Tina hasta Ray, pasando por Malcolm X o Chaplin, el biopic se ha ido consolidando como una oportunidad única para que sus intérpretes ganen Oscars y los espectadores se duerman en el cine.

Es posible que Howard Hughes tuviera una vida de lo más interesante, quizá sus hazañas cinematográficas y aeronáuticas fueran deslumbrantes, quizá su vida sentimental apasionante, pero lo mostrado por Scorsese en las interminables tres horas que prolonga su filme es la típica historia hagiográfica que si en lugar de Marty la hubiera firmado un aplicado realizador de miniseries habría quedado bastante bien en la parrilla televisiva de una tarde en Antena 3. Pero no. Su destino fue la noche de los Oscars en el Kodak Theatre en la que todos recobraron un mínimo de sensatez y cordura y entronaron nuevamente al gran Clint Eastwood.

Quizá ocurre que es imposible superar lo logrado en Uno De Los Nuestros, quizá cuando uno llega a esas cotas ya no cabe otra cosa que la decadencia. Quizá. Pero Martin Scorsese no piensa así y acaba de volver a las pantallas. Y esta vez con un remake. ¿Qué será lo próximo?

1 comentarios:

Unknown dijo...

No creo para nada que El Aviador sea una película mala, ni su intento por ganar un Oscar, yo la vi hace poco en hbo online y me parece que visualmente es interesante, las actuaciones son buenas y los personajes están bien construidos.