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Títulos como Azul Oscuro Casi Negro o La Noche De Los Girasoles ofrecen una cierta esperanza sobre el futuro del en ocasiones ten denostado cine patrio, casi siempre incapaz de ofrecer propuestas con una mínima comercialidad que se escapen de los límites de los blockbusters descerebrados, generalmente enmarcados en el género cómico.
Daniel Sánchez Arévalo debuta en el largometraje, tras una dilatada carrera como cortometrajista, con una historia de emociones muchas veces contenidas y puntualmente mezcladas con toques de humor que relajen la angustia del conjunto. Azul Oscuro Casi Negro muestra las vidas de varios personajes que levitan en torno a la figura de Jorge, un joven atrapado en su entorno asfixiante del que una vez estuvo a punto de huir para acabar pagando muy caro su atrevimiento.
Quim Gutiérrez y Marta Etura en Azul Oscuro Casi Negro
Un padre enfermo, un hermano presidiario, un amigo con problemas de identidad sexual o una novia inalcanzable forman su paisaje cotidiano, hasta que la aparición del personaje de Paula cambia el estado de las cosas como él mismo nunca hubiera pensado ni logrado con sus continuas entrevistas de trabajo para alcanzar un futuro alejado de esa opresiva portería, metáfora de lo que somos y que parece que nunca dejaremos de ser.
Azul Oscuro Casi Negro es un filme hipnótico en su realización, soberbiamente apoyado en la música de Pascal Gaigne para conseguir ese efecto, intensamente dirigido por un director novel que demuestra aquí un dominio impensable del tempo narrativo y perfectamente interpretado por un conjunto de actores y actrices compuesto por Quim Gutiérrez, Marta Etura, Antonio de la Torre, Eva Pallarés y Raúl Arévalo.
El espléndido debut de Daniel Sánchez-Arevalo compite en la categoría de Dirección Novel de la inminente entrega de los Premios Goya con La Noche De Los Girasoles, otra notable primera película firmada en este caso por Jorge Sánchez-Cabezudo y también fenomenalmente interpretada, entre otros, por Carmelo Gómez, Judith Diakhate, Mariano Alameda, Celso Bugallo y Manuel Morón, que repite en esta entrada.
Un plano de La Noche De Los Girasoles
La apuesta acometida por La Noche De Los Girasoles es si acaso menos arriesgada que la de Azul Oscuro Casi Negro por cuanto se apoya en un género que, aunque con escasa tradición en el cine español, permite partir de unas convenciones y puntos de partida previamente establecidos que ayuden al director en su tarea.
Sánchez-Cabezudo, también guionista, narra una historia de asesinatos y culpas que tienen lugar en pequeño pueblo de Ávila al que llegan durante un fin de semana unos espeleólogos para reconocer una cueva de reciente descubrimiento. En el transcurso del día ocurre un incidente violento, desencadenante de otros, que revelan las corrupciones morales de los personajes protagonistas.
La película fracciona la historia en diferentes episodios que cambian los puntos de vista y los tiempos narrativos hasta conducir al desenlace, quizá algo frío para lo que pedía el tono del relato. Pero este pequeño defecto, si es que se le puede llamar así, no empaña demasiado el notable conjunto firmado por Sánchez-Cabezudo, con más valor si cabe por lo inaudito de su propuesta dentro de los límites autoimpuestos por el cine español.
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