viernes, 2 de octubre de 2009

Malditos Bastardos, de Quentin Tarantino

Malditos bastardos (Inglourious basterds),
de Quentin Tarantino. 2009. ★★★★

01/10/2009. Cines Renoir Princesa.

Se anuncia Malditos Bastardos como el regreso por la puerta grande de Quentin Tarantino. Quizás algunos fans irredentos del autor de Pulp Fiction puedan oponer que nunca se fue pero, para quien esto escribe, el interés de su cine parecía definitivamente perdido tras las grotescas y autocomplacientes Kill Bill y Death Proof, disparates fílmicos en toda regla que poco o nada tenían en común con sus interesantes primeros trabajos.

Personalmente no las tenía todas conmigo con el publicitado retorno y la sinópsis de su nueva película se prestaba una vez más al delirio y al exceso, a la astracanada molona a la que parecía haberse abonado últimamente el firmante de Reservoir Dogs. A la vista de los resultados finales, es de justicia reconocer que Tarantino ha recuperado buena parte del crédito dilapidado en estos años pasados gracias a un título que, sin abandonar sus señas de identidad más personales y reconocibles, es capaz de ofrecer nuevos horizontes a su cine.

Eli Roth y Brad Pitt en una imagen de Malditos Bastardos
Eli Roth y Brad Pitt en una imagen de Malditos Bastardos

Es ampliamente conocido que Malditos Bastardos cuenta la historia de un grupo de soldados judíos que se dedica a la caza de nazis en la Francia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial. Pero tal anécdota argumental es demasiado endeble como para sostener por sí sola un metraje que rebasa las dos horas y media sin que el espectador tenga tentaciones de consultar su reloj. El director construye el entramado narrativo de su filme a partir de 5 capítulos, marca de la casa, capaces de funcionar de forma autónoma pero que se engranan con precisión en un todo uniforme.

Tarantino sigue demostrando su notable dominio de la puesta en escena y es capaz de rodar secuencias eternas a partir de diálogos impecablemente construidos cuya tensión interior consigue enganchar al espectador. El antológico primer capítulo es muy representativo de esta afirmación y sirve como excelente punto de partida a todo lo que vendrá después. De hecho la película es fiel al estilo de su director y posiblemente defraudará a quienes busquen en ella secuencias de acción. La acción, como siempre ocurre en los filmes del autor norteamericano, empieza y acaba en los diálogos. Además del inicial, son estupendos también los que comparten la dueña del cine parisino y el héroe de guerra alemán y, especialmente, el que tiene lugar en la taberna y que es probablemente el momento cumbre de Malditos Bastardos.


Malditos Bastardos. Trailer.

En el apartado interpretativo, se ha resaltado unánimemente la creación de Christoph Waltz como el maquiavélico coronel Hans Landa pero es injusto no destacar también la paródica y brillante composición de Brad Pitt como el teniente Aldo Raine dentro de un competente y ajustado reparto coral. Tarantino, aunque más comedido que en anteriores ocasiones, tampoco renuncia a dejar constancia de su brillante empleo de la música y aquí lo hace con un original uso del tema Cat People (Putting Out Fire) de David Bowie, un anacronismo en mitad de la década de los cuarenta. Pero es que Tarantino se atreve a reescribir la Historia con mayúsculas, y la suya propia como cineasta, con estos bastardos sin gloria.

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