On the ice, de Andrew Okpeaha MacLean. Enfants Terribles.
Tomboy, de Céline Sciamma. Rellumes.
A diferencia de lo que ocurriera en la jornada del lunes, cuando el Encuentro con el Público con motivo de la proyección de Les géants se cayó del programa sin aviso ni explicación, esta vez sí compareció en los Cines Centro el director Andrew Okpeaha MacLean para hablar con el público gijonés sobre su filme On the ice, enmarcado en la sección Enfants Terribles. A juzgar por las opiniones expresadas por el respetable en el turno de preguntas, la película gustó bastante, lo que me resulta sorprendente por cuanto se trata de un trabajo repetitivo y cansino a más no poder que estira y estira su conflicto argumental hasta aburrir a las ovejas. En los helados parajes de Alaska, dos amigos inuits matan accidentalmente a un tercero. Superados por la situación, deciden ocultar el cádaver y contar a su regreso que el muerto ha desaparecido en el hielo fundido. La conmoción generada en la comunidad por el suceso da pie al director, también inuit, a explorar las reacciones de las partes implicadas, básicamente los dos personajes protagonistas: el bueno y responsable que va a ir a la universidad y el yonkarra que no recuerda lo sucedido porque iba hasta arriba de drogaína en el momento de los hechos. Las sospechas del padre del primero (interpretado por un actor con permanente cara de mala hostia) acaban desembocando en un desenlace anticlimático, previsible y tan ramplón como todo lo anterior. Olvidable desde ya mismo.
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Por su parte, la película francesa Tomboy, a concurso dentro de la sección Rellumes, está protagonizada por una niña de diez años (Zoé Héran) que no quiere serlo. Es verano, acaba de mudarse junto a su familia a un nuevo bloque de viviendas y ante sus nuevos amigos se hace pasar, casi involuntariamente, por un chico. Juega al fútbol como los chicos, pelea como los chicos e incluso se besa con la única chica de la pandilla (Jeanne Disson). Se acerca el inicio del curso escolar y la bola de nieve del engaño se va haciendo más y más grande, involucrando también a su pequeña hermana de seis años (Malonn Lévana), y acabará por romperse con perturbadoras consecuencias. Cediendo todo el protagonismo de la historia a sus magníficos intérpretes infantiles, la directora Céline Sciamma, debutante en el campo del largometraje, consigue extraer grandes trabajos de todos ellos y logra de esta manera los mejores momentos de su filme. Es un trabajo casi minimalista, bonito, sensible y emocionante, que probablemente estará entre los preferidos del público al final del certamen.
Tomboy. Trailer.
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