49 Festival Internacional de Cine de Gijón (Día 6)

El Estudiante, de Santiago Mitre. Sección Oficial.
Eighty Letters (Osmdesát dopisu), de Václav Kadrnka. Rellumes.
Miss Bala, de Gerardo Naranjo. Géneros Mutantes.


El Estudiante. Trailer.

Está rodada en vídeo y repleta de primerísimos planos que por momentos llegan a resultar agobiantes pero El estudiante, el segundo largometraje del argentino Santiago Mitre, es un trabajo interesante, narrado con brío y que se sigue siempre con interés. Su protagonista, Roque Espinosa (Esteban Lamothe), es un estudiante de esos que han empezado muchas carreras y que no han terminado ninguna. Su probada falta de éxito en los estudios no se da, sin embargo, con las mujeres. Su interés por una, la joven y guapa profesora Paula Castillo (Romina Paula), le llevará a introducirse casi sin quererlo en el mundo del asociacionismo juvenil y hasta en la carrera política por lograr el rectorado de la Universidad de Buenos Aires. Lo que viene a contar al final El estudiante es que las motivaciones de Roque no son mucho peores que las de otros compañeros con unos ideales supuestamente más nobles y que las componendas, traiciones y pactos a los que deberá asistir poco o nada tienen que ver con las intenciones iniciales. Pese a todo, el director y guionista deja abierta una pequeña puerta a la esperanza en la conclusión de un filme que destaca sobre todo por su ritmo constante y por las notables interpretaciones de todos sus protagonistas.


Ritmo no es precisamente lo que tiene Eighty letters, primer largometraje de su director y uno de los mayores ladrillos que recuerdo haber visto en años. Con la ridícula justificación de su carácter autobiográfico, el checo Václav Kadrnka (llamarle cineasta sería mucho decir) filma una insoportable narración cuya absoluto desconocimiento del sentido de la elipsis implica que el espectador tenga que asistir a numerosos planos y secuencias de sus protagonistas realizando acciones tan apasionantes como correr, coger autobuses, subir y bajar escaleras o pasar páginas hacia adelante y hacia atrás. Todo para venir a contar, o al menos intentarlo, que en los países de la Europa del Este la gente las pasaba muy putas hace veinticinco años (ahora creo que viven todos como Dios). No hay diálogos, no hay personajes, no hay trama, no hay desarrollo, no hay emoción ni hay nada de nada en Eighty letters. Sólo setenta y cinco minutos que parecen setenta y cinco días de lo interminables y eternos que se hacen. Pero eso sí, hay que tenerlos de plomo para rodar una cosa como ésta y encima una suerte de caballo para que además te la programen en festivales y te inviten a cerveza.


Stephanie Sigman protagoniza Miss Bala, de Gerardo Naranjo

Miss Bala se anunciaba como cine de género. Una película mexicana con narcos y policías y una chica atrapada en medio. Sobre el papel parecía de lo más interesante. Sin embargo, está claro que para que al cine de género se le tome en serio como tal tiene que ser aburrido. Si además es confuso, mal escrito y peor narrado, entonces ya se dan todas las condiciones para que le sea perdonada su bastarda naturaleza. Los actores Gael García Bernal y Diego Luna están detrás de la producción y se ve que el director Gerardo Naranjo se lo ha pasado en grande fundiendo alegremente el presupuesto en unas cuantas escenas de tiros y sangre pero el guion hace aguas por todas partes y su historia mínima y fatalmente expuesta no sirve para mantener el interés del espectador durante las casi dos horas que dura el filme. La protagonista Stephanie Sigman se pasa con cara de susto todo este tiempo, los malos hacen cosas de malos y los buenos también hacen cosas de malos. Al final se muestra un cartelito informativo y a correr. Existe la mala costumbre de no subtitular al castellano las películas sudamericanas y es algo que considero un error ya que la mayoría de las veces es imposible entender a los intérpretes. Es el caso también de Miss Bala, aunque aquí da un poco igual porque los diálogos son básicamente una mierda y tampoco se pierde mucho.




Miss Bala. Trailer.

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