Runner (Davandeh), de Amir Naderi. Amir Naderi.
Shadow Dancer, de James Marsh. Sección Oficial.
Haute Tension, de Alexandre Aja. La Crueldad Francesa.
Amir Naderi es un señor vehemente y expresivo. Lleva en la ciudad desde el mismo arranque del festival y se muestra de lo más agradecido al mismo por la retrospectiva que se le dedica. Runner (Davandeh) es una de sus primeras películas y, como el propio director reconoció en la presentación del filme, se trata de un trabajo de tintes autobiográficos que retrata sus años de infancia. Podría pensarse que con este material de partida tan emocional es difícil no obtener unos resultados cuando menos aceptables. Pues no, Naderi consigue lo imposible y es hacer especialmente insoportables prácticamente los noventa minutos que dura la cinta.
Una imagen de Runner (Davendeh), dirigida (es un decir) por Amir Naderi
Durante todo el metraje asistimos al continuo berrear de su protagonista, un mozalbete iraní sin escolarizar, presuntamente huérfano, que realiza toda suerte de trabajos mientras espera su oportunidad para escapar de esa negra realidad a bordo de uno de los barcos que a todas horas zarpan del puerto. Lo del berreo es literal y la película es de una agresividad sonora irritante que incluye, además de lo anterior, el constante y estruendoso romper de las olas, el traqueteo de los trenes y cualquier sonido desagradable que el espectador pueda imaginar. La historia es sencilla: sencillamente no hay. Es una acumulación de escenas inconexas, cansinas y repetitivas, aunque a buen seguro que tras esta aparente ausencia de argumento se oculta un océano de sutiles y sugerentes metáforas y bla, bla, bla. Naderi agradeció a los presentes en los Cines Centro su asistencia y amabilidad hasta por dos veces durante los títulos de crédito finales y se mostró dispuesto a contestar cualquier cuestión fuera de la sala. En mi caso, sólo quería salir corriendo de allí...
En esta edición del festival se está haciendo más que evidente la menor asistencia de público. Me adelanto a los acontecimientos y supongo que la organización dirá en sus conclusiones que todo es cosa de la crisis, del mal tiempo o de alguna otra causa peregrina. Pero lo cierto es que el anunciado boicot de cierto sector del público se está dejando sentir y no sólo se han visto pocos llenos sino que una película en principio tan atractiva como Shadow Dancer, protagonizada por interpretes populares y reconocidos como Clive Owen o Gillian Anderson, no fue capaz ni de acercarse de lejos al lleno en el Teatro Jovellanos.
El filme del británico James Marsh se basa en una novela que el propio escritor, Tom Bradby, ha adaptado a la gran pantalla. Cuenta una historia ambientada a principios de los noventa con el conflicto irlandés como asunto central. Sin embargo, Marsh y su guionista se centran mucho más en los aspectos psicológicos que en la trama policial. El resultado puede resultar algo frío por momentos y los personajes quizá no están todo lo bien definidos que debieran. Con todo, Shadow Dancer se sigue siempre con notable interés, tiene buenos momentos y su desenlace, por inesperado, acaba justificando todas las alabanzas recibidas por la cinta. Owen interpreta aquí a un agente del MI5 que convence a una joven activista del IRA para que acepte convertirse en su confidente sin saber que esta operación clandestina interfiere en otra de mucho mayor alcance. La verdadera protagonista, la inglesa Andrea Riseborough, realiza una brillante creación y el resto del reparto raya igualmente a buena altura.
Shadow Dancer. Trailer.
Haute tension, dirigida por Alexandre Aja hace casi una década y encuadrada en la sección La crueldad francesa, resulta infinitamente más interesante que Frontière(s), su antecesora en la jornada de ayer. A diferencia de la astracanada de Xavier Gens, Aja teje un relato que, más allá de su truculencia, destaca sobre todo por un notable sentido de la planificación y de la creación de suspense, aunque de nuevo la solidez del guión no se cuenta entre los puntos fuertes de la función y el número de trampas que acumula en su interior resulte casi infinito. Dos jóvenes amigas, interpretadas por Cécile de France y Maïwenn, acuden a la granja que la familia de una de ellas tiene en el campo para dedicarse a estudiar. Pero nada más llegar al apartado caserón se produce una sangrienta matanza que acaba con toda la familia muerta a manos de un impertérrito y misterioso asesino. Lo que sigue a este impactante arranque es una narración irregular pero casi siempre brillante que se sitúa varios pasos por delante de la media habitual del género y que trata de epatar al espectador con su desenlace.
Haute Tension. Trailer.
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