Hemel, de Sacha Polak. Rellumes.
Approved For Adoption, de Laurent Boileau y Jung. Sección Oficial.
Después De Lucía, de Michel Franco. Esbilla.
Parece que los problemas organizativos de esta edición del Festival de Cine de Gijón van algo más allá de algunos encuentros cancelados o de la pérdida de espectadores. La prensa local se hacía eco el pasado lunes de los "problemas técnicos" que impidieron la proyección de una película de la Sección Oficial. Graciosamente, el periodista lo achaca en su artículo a la perseverancia de la mala suerte. Llueve sobre mojado porque, según esta misma fuente, desde el domingo se han suspendido ya tres funciones. Sin duda la mala suerte perseverante tiene mucho que ver con que se suspenda un pase matinal en la Laboral con una semana de antelación por la anulación de la visita de un colegio y que, sin embargo, no se informe de ello adecuadamente y haya una docena de espectadores a la puerta esperando ver la película.
Por otra parte, la polémica montada, con circo a las puertas del Teatro Jovellanos incluido, por la inclusión en la programación del certamen de varias películas israelíes me parece de género bobo. "Es que están subvencionadas por el gobierno israelí", afirman los instigadores de la protesta. Por más crítico que se pueda ser con la política de Israel, y yo lo soy y mucho, no entiendo qué tiene esto que ver para oponerse a su proyección en un festival de cine.
La actriz Hannah Hoekstra protagoniza Hemel
La coproducción hispano-holandesa Hemel, nombre del personaje protagonista y ópera prima de la directora Sacha Polak, ha tenido un largo recorrido por festivales, Premio FIPRESCI del último Berlín incluido, hasta llegar a su pase en la sección competitiva Rellumes de Gijón. Rodada en 35 milímetros, hecho cada vez más infrecuente, especialmente entre las primeras películas, narra la obsesiva relación de una joven veinteañera con su padre.
Hemel. Trailer.
Huérfana de madre desde que era muy pequeña, Hemel mantiene múltiples relaciones de una noche con hombres diversos mientras que su padre, un adinerado marchante de arte, parece ahora decidido a sentar la cabeza después de su última conquista. Este desencadenante parece aumentar en Hemel la relación de dependencia hacia su padre, una relación compleja y misteriosa que la película nunca desvela completamente, dejando abierta en el espectador la posibilidad de elucubrar sobre la naturaleza de la misma.
Narrada con ritmo premioso y elegante y estilizada en su puesta en escena, la cinta de Polak posee una belleza fría, en ocasiones incluso gélida, que hace que no termine de despegar en ningún momento. Su anticlimático desenlace tampoco contribuye a elevar el resultado final.
Con la película de animación franco-belga Approved for adoption (Couleur de peau: miel) se da la curiosa circunstancia de que compite tanto en la Sección Oficial como en AnimaFICX. Sería muy extraño que no obtuviera ningún galardón en el palmarés final, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de lo mejor que hemos podido ver en lo que va de certamen.
Una imagen de Couleur de peau: miel (Approved for adoption)
Basada en la obra autobiográfica de Jung, la cinta mezcla de forma brillante el dibujo con la imagen real para contar la historia de un niño coreano que es adoptado por una familia belga a comienzos de la década de los setenta. El regreso del protagonista a su país natal, casi cuarenta años después de su marcha, sirve como punto de partida para una reflexión sobre los orígenes y la búsqueda de la propia identidad tan emotiva como fascinante.
Jung, co-director junto a Laurent Boileau, con quien el dibujante parece haber tenido algunas diferencias creativas, presentó el filme, participó en el interesante encuentro posterior y firmó amablemente ejemplares de su novela gráfica al público presente en los Cines Centro.
Couleur de peau: Miel (Approved for adoptcion). Trailer.
Tras el buen sabor dejado por Approved for adoptcion, la mexicana Después de Lucía, dirigida por Michel Franco y ganadora del Premio Un Certain Regard en Cannes, supone un contundente y brusco cambio de registro, tanto en temática como en estilo.
La película arranca crípticamente y nos introduce poco a poco en las vidas de un padre y su hija adolescente. Sabemos que se acaban de trasladar a México D.F. desde Puerto Vallarta. Descubrimos casi sin quererlo que la madre ha muerto hace poco en un accidente de coche. Ninguno de los dos parece haberlo superado aún, especialmente el padre. Y es en medio de este ambiente cuando hace su aparición el continuado acoso al que la joven (estupenda interpretación de Tessa Ia) empieza a ser sometida por sus nuevos compañeros de colegio después de que uno de ellos haga público un vídeo sexual de ambos grabado con el móvil.
Eliminando cualquier atisbo de efectismo, rodada con la cámara permanentemente estática, con largas secuencias, economía en los diálogos y sin otra música que la que escuchan los propios protagonistas, Después de Lucía recuerda por momentos al mejor cine del director alemán Michael Haneke, en el que indudablemente se inspira. Ello no impide que la película de Michel Franco tenga personalidad propia y se convierta en un título más que interesante.
Después de Lucía. Trailer.
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