domingo, 13 de noviembre de 2022

60º Festival Internacional de Cine de Gijón (Día 2)



To Leslie, de Michael Morris. Retueyos.
Suro, de Mikel Gurrea. Esbilla Espectru.



To Leslie, de Michael Morris. Trailer.

En la matinal del sábado hacemos nuestra primera aparición en la Escuela de Comercio en esta edición del Festival de Cine de Gijón. No es precisamente la sala más cómoda del mundo pero eso ayuda para vencer al sueño y durante las casi dos horas que dura la estadounidense To Leslie, a concurso en la Sección Oficial Retueyos, éste no llega a hacer acto de presencia. To Leslie, dirigida por el televisivo Michael Morris y basada en hechos reales, es el retrato de una madre soltera que, tras ganar en la lotería una importante cantidad de dinero, ha acabado en el hoyo por culpa de su adicción al alcohol, que la ha alejado incluso de su familia y amigos.

La película no explicita demasiado las motivaciones del personaje central ni por qué razones la bebida se convirtió en su más leal compañera y durante la primera parte del metraje la cinta ofrece un catálogo de humillaciones progresivamente más insoportables. En su segundo acto, con la entrada en escena del personaje encarnado por Marc Maron, el filme cambia el paso de una forma no demasiado creíble pero sí apropiada para lo que finalmente nos quiere contar, sustituyendo las negras sombras del inicio por las tibias luces del final. La gran interpretación de su protagonista, Andrea Riseborough, destaca entre un elenco que incluye un buen número de rostros conocidos, desde el mencionado Maron a Allison Janney (oscarizada por Yo, Tonya) o André Royo (el inolvidable Babbs de The Wire).


Los gijoneses aficionados al cine que tenemos una cierta edad recordamos la enorme alegría que supuso la inauguración de los Cines Bulevar a finales de 1992. Siete salas, una de ellas provista del publicitado sistema de sonido THX desarrollado por la compañía de George Lucas, que se unían a la por entonces más que digna cartelera local. Los Bulevar fueron la punta de lanza de la exhibición cinematográfica en la ciudad durante casi una década, antes de acabar siendo devorados por la competencia de los Yelmo y la bajada del número de espectadores. Tras su cierre en 2005, sus instalaciones de la última planta de Los Fresnos fueron ocupadas por un karting primero y un gimnasio después. Hace apenas un año, la empresa Ocine abrió unas nuevas multisalas en la penúltima planta del centro comercial y con ello los cines de Gijón alcanzaron la impresionante cifra de 2. Ocine ofrece además el concepto de experiencia Premium, sospechosísima etiqueta que imagino gusta más a la gente que va poco al cine que al verdadero aficionado a ver peliculas en pantalla grande. Para mí la auténtica experiencia premium en una sala es no tener a nadie molesto cerca y eso me temo que tampoco está asegurado aquí, por mucho que la butaca se recline (haciendo ruido).

Esta regresión nostálgica se debería aplicar también a la primera película de la tarde de ayer. Hal Hartley fue el niño mimado del cine independiente norteamericano de principios de los 90, aunque hoy su obra no luzca el prestigio que la crítica le otorgaba entonces. Simple men fue su cuarto largometraje y el FICX lo ha programado dentro de la restrospectiva que le dedica a una de sus actrices habituales, la rumana Elina Löwensohn. Desgraciadamente butaca reclinable y primera sesión de la tarde no es una combinación propicia que permita enjuiciar el filme.



Sin salir de los recién descubiertos Ocine, a media tarde estaba programado el estreno del 13th A Quemarropa de Alejandro G. Calvo y Verónica Melguizo, ambos presentes en Gijón y que presentaron su último trabajo, dedicado como el anterior al Slow Cinema, en una sala 3 que se quedó lejos del lleno a pesar de ser entrada libre. Durante aproximadamente una hora y media se repasan los trabajos de directores como Jim Jarmusch o Aki Kaurismäki (que me gustan bastante), otros como Nicolas Winding Refn o Wong Kar-Wai (que me gustan menos) y otros que no me interesan/gustan nada. Pero Alejandro es un señor muy majo que intenta y consigue hacer que hasta parezcan (casi) soportables algunos de ellos.

También parece bastante majo Mikel Gurrea, director donostiarra pero residente en Barcelona que debuta con la muy estimable Suro. En un año de grandes títulos dentro del cine español, Suro consigue asomar la cabeza como una propuesta original y atrevida. Iván (Pol López) y Elena (Vicky Luengo) son una joven pareja de arquitectos urbanitas que se instalan en mitad de la nada en la masía medio en ruinas que ella acaba de heredar. Como en As bestas, pronto se establece una tensión entre los dos protagonistas y el heterogéneo grupo de trabajadores temporeros que calan el corcho ("suro") de los alcornoques de la propiedad. Este manejo de la tensión que amenaza con desbordarse en cualquier momento es lo mejor de una película que, aunque acaba tres veces, coloca a su director en una posición de interés presente y futuro.


Suro, de Mikel Gurrea. Trailer.

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