
A la cara, de Javier Marco. Albar.
Sugarland, de Isabella Brunäcker. Retueyos.
Love me tender, de Anna Cazenave Cambet. Albar.
Made in EU, de Stephan Komandarev. Premiere.
Hace unos cuatro años Javier Marco estrenó en el Festival de Cine de San Sebastián su primera película, Josefina, una pequeña pieza intimista con unos estupendos Roberto Álamo y Emma Suárez que desprendía un peculiar encanto. Marco presentó en la mañana del lunes su segundo largo en la sección Albar del Festival de Cine de Gijón, lo que implicó un madrugón extremo y una larga caminata bajo la lluvia inclemente para llegar a la Escuela de Comercio.
En A la cara, el realizador alicantino amplia la historia de su premiado cortometraje del mismo título que le proporcionó el Goya en 2021. Manolo Solo (tan eficaz desde su salto a los papeles principales como lo era como secundario) y Sonia Almarcha repiten protagonismo en un retrato ajustado y preciso de dos seres perdidos y desamparados que encuentran uno en el otro un inesperado e improbable cobijo temporal. Roberto Alamo, en un fugaz intervención, y la joven Elena Zumel completan el reparto del filme. No creo que A la cara tenga muchas posibilidades comerciales pero es un trabajo muy estimable que confirma la capacidad de su autor, así como su gusto por un cierto tipo de interiorismo añejo que también estaba muy presente en Josefina. El director, la productora y la pareja de intérpretes comentaron la película tras la proyección.
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La austriaca Sugarland, de la debutante Isabella Brunäcker, compite en la sección Retueyos y se proyecta en el C.M.I. Pumarín Gijón Sur en la segunda sesión matinal de esta jornada. Su reconocible argumento remite al célebre inicio de la trilogía Before... de Richard Linklater, pero mucho más aún a la estupenda cinta alemana 303, del realizador Hans Weingartner, con la que tiene numerosos puntos en común. Chica y chico se conocen por azar en una estación de servicio de una autopista y ella acepta llevarlo a él en su coche hasta Inglaterra. Durante el largo recorrido por carretera los silencios tienen más peso que los diálogos y las historias personales de ambos se van desvelando con cuentagotas hasta el catártico final. Sugarland es un breve encuentro minimalista y encantador que no por conocido resulta menos eficaz.
Sugarland, de Isabella Brunäcker. Trailer.
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La tarde en Gijón sigue pasada por agua y para la primera sesión vespertina de esta jornada del FICX toca el Teatro Jovellanos, donde tiene lugar el pase de la francesa Love me tender, primer trabajo de la directora Anna Cazenave Cambet y que protagoniza la actriz Vicky Krieps. Love me tender es un interminable desastre a cuenta de los problemas legales que enfrenta una madre para recuperar a su hijo después de que el padre despechado intente poner al niño en su contra. La cinta da bandazos continuamente, sus secuencias son tan arbitrarias como la propia historia, el festín de primerísimos planos de los intérpretes satura la paciencia de este espectador y los personajes me resultan todos insoportables, empezando por el niño gilipollas, al que un buen par de hostias a tiempo seguro que le hubiera quitado la tontería rápidamente. Por desgracia no es así y tenemos que pagarlo durante más de dos horas de turra soberana. Entre medias, la realizadora cuela las cuitas de amor de la protagonista, que me importan lo mismo que todo lo demás. Un anciano e irreconocible Féodor Atkine pasa por allí.
Love me tender, de Anna Cazenave Cambet. Trailer.
Completa el desaguisado de la tarde-noche el pase en los Ocine de la última realización de Stephan Komandarev. Si sus tres trabajos anteriores vistos aquí tenían un interés decreciente pero resultaban más que estimables, con Made in EU el cineasta búlgaro patina de lo lindo.
Como si de un discípulo tonto de Ken Loach se tratara (a estas alturas...), Komandarev firma un filme-protesta ("políticos y banqueros tiemblan, vuelve la canción-protesta") de una simpleza casi insultante a la inteligencia del espectador. Su maniqueísmo tremendista alcanza cotas cercanas al sonrojo, sus personajes-marionetas cambian al antojo de su creador, verbalizando las tesis que el propio autor ha repetido en sus presentaciones en Gijón (como aquella de "todo los que nos contaron del comunismo era mentira, pero todo lo que nos contaron del capitalismo era verdad") y la resolución del conflicto no se queda atrás: al final parece que los problemas del capitalismo se solucionan subiendo un vídeo a YouTube. El director presentó la película y mantuvo un encuentro posterior con el público presente, al que no nos quedamos por lo tardío de la hora, ya que la película tambien se alarga de forma escasamente justificada.
Made in EU, de Stephan Komandarev. Trailer.
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